Orgullo y Salud Mental: Cuidar(se) en Comunidad 

Experiencia

Junio, mes del Orgullo LGBTIQ+, es mucho más que una celebración. Es un llamado urgente a reconocer los desafíos que enfrenta esta comunidad, especialmente en el ámbito de la Salud Mental. En un país donde las cifras aún reflejan discriminación y exclusión, hablar de autocuidado y comunidad es una forma de resistencia y también de reparación. 

Salud mental y disidencias: una deuda pendiente 

Las personas LGBTIQ+ en Chile experimentan mayores niveles de sufrimiento psicológico que la población general. Según una investigación de la Universidad de Chile, los jóvenes de esta comunidad presentan entre 1.9 y 3.3 veces más probabilidades de tener síntomas depresivos intensos y pensamientos suicidas que sus pares heterosexuales y cisgénero, y la raíz de este problema está en los entornos hostiles que muchas veces habitan. 

La Encuesta Nacional de Diversidad y Disidencias de Género (2021) también reveló que un 89% de las personas LGBTIQ+ ha vivido algún tipo de discriminación en su vida, y más del 60% en el último año. La exposición constante al rechazo, la invisibilización y la violencia simbólica o física tiene consecuencias profundas y duraderas en la Salud Mental. 

Comunidad como medicina 

Ante este escenario, el concepto de “cuidar(se) en comunidad” cobra más fuerza que nunca. Lejos de promover una idea de Salud Mental centrada únicamente en lo individual, es necesario reconocer el rol que cumplen las redes de apoyo, los espacios seguros y las prácticas colectivas de cuidado. 

El sentido de pertenencia, la validación y la representación positiva son factores protectores claves para la Salud Mental de las personas LGBTI, generando condiciones sociales donde vivir con orgullo no implique un riesgo. 

Iniciativas como líneas de ayuda específicas, redes de contención virtuales, centros de Salud Mental con enfoque inclusivo y diversas organizaciones han demostrado ser eficaces en el fortalecimiento del bienestar emocional desde un enfoque comunitario. 

Pablo Hormazábal, terapuetua ocupacional especializado en enfoque de género y derechos humanos de Grupo Cetep Sede Viña del Mar, señala al respecto: “Cuidar la salud mental de las personas LGBTIQ+ no es un favor, es una deuda histórica. Reparar el daño implica construir espacios donde vivir con orgullo no sea un riesgo, sino un derecho.” 

En este mes del Orgullo, en Grupo Cetep queremos visibilizar que cuidar la Salud Mental de las personas LGBTIQ+ es una tarea que nos compete como sociedad. No basta con la tolerancia: se necesita inclusión activa, respeto y políticas públicas con enfoque en derechos humanos. 

Como equipo de Salud Mental, reafirmamos nuestro compromiso con una atención libre de prejuicios, culturalmente competente y centrada en el respeto de todas las identidades. Promovemos espacios donde ser tú mismo no sea un motivo de sufrimiento, sino una fuente de orgullo y fortaleza. 

Porque el orgullo también se construye desde la Salud Mental. Y el cuidado, cuando es colectivo, tiene el poder de transformar.